Edificio Tanague I
Año: 2010-2012
2do Premio CAPBA a la obra construida 2013 – Categoría: Edif. vivienda colectiva
Ubicación: Mar del Plata, Argentina.
Estado: Obra terminada
Superficies: Cubierta: 1.320,00 m2
Semicubierta: 56,50 m2
Exterior consolidada: 265,70 m2
Equipo de arquitectos:
Eugenio Mario Fernández, Ana María Macchi, Pablo Palauro e Ireneo Niz.
Gestión de obra: Eugenio Cepeda.
Colaboradores: José Itxassa, Iván Brankevich, Álvaro Duffard, Ramiro D´Elía.
Asesores: Ing. Felipe Otarola (estructura), Arq. Daniel Bari (termo-mecánicas), Arq. Federico Cepeda (Cerramientos de aluminio).
El solar
El terreno fue elegido por un propietario “del barrio”, que vive y desarrolla su actividad comercial en él y lo considera una apuesta al futuro. El lote es una esquina, de 13 x 26 ubicado en la intersección de las calles Belgrano y Funes, bien orientado, en el barrio de la vieja estación de trenes, actual ferro-automotora. La calle Belgrano, con dirección hacia el centro, es de tránsito dinámico en tanto la calle Funes es más tranquila.
A la manzana la cruzan las vías del tren de la ruta a Miramar. Un laurel en su interior y algunos plátanos en las veredas son el testimonio de un ambiente-paisaje en extinción. El contexto urbano es variado. Conviven en él residencias (individuales y colectivas), comercios, talleres y depósitos, algunos de los cuales están en desuso, como la construcción abandonada que existía en el terreno donde se implanta el edificio. El tejido del sector es de densidad media con alta ocupación del suelo y alturas cambiantes.
En los últimos años la ciudad ha sufrido transformaciones que han ido modificado controversialmente barrios consolidados y característicos del patrimonio urbano, con alto valor inmobiliario y mejor rentabilidad para los inversionistas. El sector de la estación ferro-automotor es una oportunidad de cambio y mejoramiento que requiere de inversiones más audaces y políticas urbanas que los propicien.
El proyecto
La implantación enfatiza el encuentro esquinero con cuerpos cerrados que avanzan sobre las veredas y así se obtiene un espacio libre, de expansión y estacionamiento, que preserva el laurel añoso, destaca el edificio como exento y cualifica el vacío.
El programa incluye un local comercial (rubro pinturería), oficinas, depósito, ocho viviendas y un SUM.
Se volcó el acceso al local sobre calle Belgrano para ganar frente comercial, y se decidió colocar la estructura circulatoria de las viviendas sobre calle Funes.
Sobre estas decisiones, se desarrolló una idea que conjuga la búsqueda expresiva, la propuesta espacial y la solución constructiva.
Las viviendas contenidas en dos volúmenes se unen y se desplazan en altura para generar el vacío del local comercial y enfatizar la relación con el espacio urbano. Dicho desplazamiento jerarquiza el acceso comercial sobre calle Belgrano, la más transitada, y el volumen sobre calle Funes marca el ingreso a escala humana de las viviendas.
El local comercial se resuelve en tres niveles. En planta baja funciona la atención al público, en el entrepiso las oficinas de la empresa y en el subsuelo el depósito. Entre la planta baja y el entrepiso se plantean tres vacios, dos de ellos se articulan en altura a modo de transición con el exterior. El tercer vacío aporta una doble altura interna al hall de las viviendas que se visualiza desde la gerencia.
Se accede a las viviendas por una galería inundada de luz, color, y con visuales hacia el barrio. Las viviendas de 1, 2 y 3 dormitorios maximizan las caras libres y el perímetro aumenta con el avance de los cuerpos cerrados.
La envolvente del edificio juega con el contrapunto entre lo pesado, brutalista y vertical de los elementos de hormigón visto por un lado y con la sucesión horizontal, lo liviano, permeable y mutante de los límites de las viviendas. El edificio se expresa articulado y contundente.
Las mallorquinas corredizas que aportan el carácter mutante de la fachada, se adaptan adecuadamente a la búsqueda de atenuar la incidencia solar de la orientación norte nor-oeste, definen el carácter velado del edificio hacia el exterior y aportan una cálida atmosfera en el interior. Este recurso que plantea un juego variado de luces y sombras, de ver sin ser visto, tiene precedentes en las persianas de influencia hispano-árabe muy usadas en las viejas casas del barrio. En este punto es justo decir que reconocemos una influencia de algunas obras catalanas como el ISM de Coderch o muchas de las obras más recientes de Ferrater (OMB) y de Clotet y Paricio.